La cantante de jazz estadounidense Ella Fitzgerald (1917-1996), apodada “La Primera Dama de la Canción”, superó una infancia difícil marcada por la pobreza y la temprana pérdida de sus padres. Descubierta en una competencia amateur en el famoso Apollo Theater de Harlem, ascendió rápidamente en la escena del jazz. Bendecida con una voz excepcional con un rango de tres octavas, Ella se destacó en el scat, una técnica de improvisación vocal. A lo largo de su carrera, cantó y grabó en casi todo el repertorio de jazz, desde swing hasta bebop y bossa nova. Colaboró con algunos de los nombres más grandes del jazz, incluidos Louis Armstrong, Duke Ellington y Count Basie. Su interpretación del Great American Songbook, una serie de álbumes dedicados a los grandes compositores estadounidenses como Cole Porter y George Gershwin, ha ayudado a preservar este repertorio clásico. Enfrentada con el racismo omnipresente de su época, Ella rompió muchas barreras raciales en la industria del entretenimiento. Hacia el final de su carrera, aunque su voz había perdido flexibilidad, continuó actuando, inspirando a una nueva generación de cantantes. Una de sus últimas grandes grabaciones, 'Ella in London' de 1974, es un testimonio de su enorme talento y su capacidad para cautivar al público. El legado de Ella Fitzgerald en el mundo del jazz y la música popular sigue siendo inigualable, y su influencia se extiende mucho más allá del jazz.